El déficit del Banco Central: lo que se ve y lo que no se ve
Nos anuncia la prensa nacional con grandes titulares que el déficit del Banco Central proyectado para el año 2008 será el menor de los últimos veinticinco años. Y que con ello es probable que la presión inflacionaria sea menor en los próximos meses puesto que el Banco Central no se verá en la necesidad de emitir monedas y billetes para financiarse. Pues bien, comencemos por reconocer que han sido largos veinticinco años en los que la sociedad costarricense ha sufrido una carga impositiva pesada y mal distribuida.
La inflación la pagamos todos, pero con mayor proporción por los costarricenses de menores ingresos. Parafraseando los ensayos del escritor francés Bastiat, de mediados del siglo XIX, es menester analizar con detalle qué hay detrás de tanta fanfarria. Hay cosas que se ven a simple vista, hay otras que no se ven pero que se sienten. Veamos lo que se ve.
1. El menor gasto del Banco Central se explica en muy buena medida por un pago menor de intereses sobre la deuda bonificada del instituto emisor. Efectivamente, el poder monopólico del Banco Central para determinar tasas de interés en el mercado monetario lo llevó a reducirlas sustancialmente desde hace casi dos años, al punto de que hoy todavía se mantienen en niveles por debajo de la tasa de inflación. Con ese poder monopólico de la emisión y de la fijación de la tasa de interés cualquiera puede hacer lo que quiera. Incluso bajar artificialmente su gasto.
2. Por el lado de los ingresos, el Banco Central ha generado ganancias de capital por el diferencial cambiario. Esto quiere decir que desde que interviene en el mercado cambiario mediante la venta de divisas para defender el límite superior de la banda cambiaria y evitar una mayor devaluación del colón, el Banco Central ha estado vendiendo las divisas a precios que ya llegan a ₡ 560 por dólar. Divisas que las llegó a comprar, incluso, a ₡ 500 por dólar en el primer trimestre del presente año. Es decir, el Banco Central, como buen negociante que resultó ser en materia cambiaria, podría estar teniendo una ganancia de capital de hasta ₡ 60 por dólar. Es un excelente margen de ganancia equivalente al 12 por ciento por dólar, producto exclusivo de su control monopólico de las bandas cambiarias.
3. También indica la fuente periodística, que la disminución del déficit del Banco Central se explica por el traslado de ₡ 85.000 millones que realizara el Ministerio de Hacienda.
Ahora bien, para entender lo que no se ve de la reducción del déficit del Banco Central es necesario partir de la premisa de que el déficit de la Autoridad Monetaria se ha estacionado de diferentes formas en diferentes sectores. Ahí está pero ya no solamente en la forma de inflación, sino de pérdidas efectivas que enfrentan otros sectores de la sociedad. Veamos lo que no se ve.
1. Una tasa de interés menor a la tasa de inflación hace perder valor al ahorro y a la riqueza de los costarricenses. No lo vemos porque la expresión de los saldos monetarios se hace en colones nominales, no reales. Si los balances de las personas y de las empresas se llevara en colones reales, veríamos con claridad la magnitud de la pérdida en la que nos ha hecho incurrir el Banco Central por la inflación que ha creado y por haber disminuido forzosamente las tasas de interés. Aquí tenemos pérdidas que, de haberse mantenido una tasa de interés real positiva, estarían reflejadas en el balance del Banco Central. Pero ahora están abiertamente reflejadas en el balance contable de las personas.
2. Continuamos con la tasa de interés. Al mantenerla en niveles reales negativos, el Banco Central indujo a los costarricenses a adelantar su consumo mediante el uso exagerado del crédito. En tanto que los bancos comerciales y los emisores de crédito en general concedieran préstamos bajo la premisa de una excesiva liquidez creada por el Banco Central, estaremos viendo aumentos de la morosidad y liquidaciones de crédito, con lo cual los bancos y los deudores, buenos y malos, incurrirán en pérdidas.
3. Todavía no queda claro cuál es el esquema cambiario vigente. Lo que si está claro es que el Banco Central no fue consecuente con su idea original de flotación administrada y más bien lo que provocó fue una expectativa de devaluación fuerte que llevó el tipo de cambio a una variación de más del 12 por ciento en dos meses. Las personas que no pudieron protegerse de esta devaluación, los de ingresos en colones, con su riqueza expresada en colones, sufrieron la peor pérdida desde la Administración Carazo, que ya es mucho decir. Perdimos la mayoría de los costarricenses. Ganaron algunos cuantos inversionistas y todos los exportadores. El Banco Central reporta ganancias expoliadas a los costarricenses que generan su actividad en colones y que no pertenecen precisamente al estrato superior de ingresos. Aquí hay otra pérdida que no se lleva en los registros personales pero que destruyó riqueza y bienestar personal.
4. La contribución del Ministerio de Hacienda para paliar el déficit del Banco Central compite abiertamente con la mejora de la infraestructura vial, de la infraestructura educativa, de la mejora en tantos renglones de pobreza de la sociedad costarricense. El costo de oportunidad de estos recursos es inimaginablemente alto en términos de hacer crecer a las personas pobres.
El déficit del Banco Central se salió de su estacionamiento en el sótano de la institución para estacionarse al frente de la casa de cada uno de nosotros. Toma la forma de pérdidas en el valor de nuestros ahorros, de nuestros fondos de pensiones, de nuestra capacidad de compra, en la necesidad de buscar más fuentes de ingresos, en fin, de una mayor zozobra en el diario vivir. No nos dejemos de preguntar, entonces, para qué sirve el Banco Central de Costa Rica. Ustedes ya saben la respuesta.